jueves, 31 de mayo de 2012

"Y él me ha dicho: te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriare en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí" 2 Corintios 12.9

Abraham era un anciano incapaz de producir hijos. José era un esclavo olvidado en la cárcel. Moisés era un pastor de ovejas tartamudo. Gedeón era el menor de su casa y, además, pobre. David era una simple pastor de ovejas. Nehemías no era más que copero del Rey. Jeremías era joven e inexperto. Juan el Bautista era un desconocido que moraba en el desierto. Y Dios se glorificó en cada uno....